Piñera usa el rescate minero para engañar al pueblo trabajador

CHILE.- La alegría de los familiares, amigos y compañeros de los 33 trabajadores enterrados, es enorme. También la alegría del pueblo trabajador chileno. ¡Al fin saldrán a la superficie! Desde el 5 de agosto que están enterrados, producto de la indiferencia patronal por las condiciones de trabajo. Los 33 trabajadores necesitarán atención médica, y podrán compartir unos breves minutos con sus familiares, inmediatamente después de ser rescatados. Clase contra Clase comparte esa alegría.

La prensa de los empresarios le da gran cobertura a este rescate. Intentan incluir, por supuesto, como héroes, a los marinos –que hicieron la cápsula y que destinaron a tres rescatistas- y a los empresarios como los de Escondida. En ellos la alegría es una máscara. Una instrumentalización del rescate, con el objetivo mezquino de hacerle creer a la clase obrera que en Chile “todos estamos unidos”. Cuando son los empresarios, sus políticos, sus fuerzas armadas, su prensa, los responsables directo de la miseria de la vida de la clase obrera.
La agenda de Piñera contempla para la semana que comienza, un viaje a Ecuador y otro a Europa. Pero es muy posible que los trabajos de rescate de los 33 mineros sepultados en San José terminen el miércoles 13. Periodistas del mundo entero, policías y –por supuesto- los familiares de los 33 trabajadores, comienzan a instalarse en La Esperanza. La parlamentaria Isabel Allende realiza visitas. Incluso el parlamentario del PC Lautaro Carmona, se reunió con familiares de los mineros.
La agenda gubernamental, podría modificarse, de acuerdo a lo dicho por la vocera Ena Von Baer: “Vamos a ver cómo esto se puede compatibilizar con el resto de la agenda del Presidente de la República (…) el Presidente quiere, por supuesto, estar presente el día en que los trabajadores salgan de las profundidades de la tierra porque él ha estado junto a las familias y ha estado tomando las decisiones respecto a este rescate y él quiere estar presente” (El Mostrador, 9 de octubre).
Todo el mundo reconoce que Piñera ha estado muy pendiente del curso del rescate. Pero ¿responde tal atención a una genuina preocupación del gobierno de Piñera por los trabajadores enterrados? Nada de eso. Bástenos saber que la Dirección del Trabajo sabía un mes antes de ocurrido el derrumbe, que éste podía producirse. Pero el gobierno fue completamente “indiferente” a esto. Si luego de eso ha mostrado tanta preocupación, ha sido netamente porque ha buscado evitar que el accidente minero se transformara en una “causa obrera”, en una lucha mayor por mejores condiciones laborales, en paros y huelgas, en cuestionamientos a la impunidad patronal, que por preservar enormes ganancias, manda a los trabajadores a laborar en verdaderas trampas mortales...Ahora quiere reimpulsar su discurso de “unidad nacional”…La última Adimark reveló una caída al 53%, de 3%, y el gobierno quiere remontar con una gran campaña mediática.
Piñera recibió el papel con el mensaje de que los 33 mineros estaban bien y posó ante las cámaras. Las cámaras de la prensa patronal están ahora nuevamente dispuestas para favorecer la imagen amigable de Piñera. Del mismo gobierno que prepara un plan de primer empleo, que implicará precariedad para los jóvenes que acceden por primera vez al mundo laboral (ver nota en esta edición [periodico Clase Contra Clase Nº 148 13/10/2010 ]). Del mismo gobierno que intentó a toda costa deslegitimar la lucha de los comuneros mapuche.
Clase contra Clase rechaza esta campaña patronal. El gobierno de derecha, la Concertación, los empresarios, son responsables del accidente. Si durante estos meses pudieron posar como amigos de los trabajadores, fue porque los principales dirigentes de la clase trabajadora permanecieron en silencio. Por ello es necesario construir una alternativa clasista y combativa, para desplazar a estos dirigentes del dialogo social. Y fortalecer los sindicatos con cuerpos de delegados en cada lugar de trabajo, para que tomemos en nuestras propias manos, la lucha por condiciones laborales dignas.

Juan Valenzuela
10 de Octubre