Un
gobierno contra las mujeres
¡Abajo la Reforma Laboral Esclavista!
El arribo de Enrique Peña Nieto como presidente electo se dio en unas elecciones marcadas por la más profunda antidemocracia. Ésta se manifiesta en la militarización del país y sus fatales consecuencias con más de 100 mil asesinados, 30 mil desaparecidos, 120 mil desplazados y el aumento del clima represivo expresado en la persecución y represión a luchadores sociales, defensores de Derechos Humanos y los asesinatos de periodistas, el recorte de libertades democráticas y violación de derechos humanos, así como la creciente subordinación a Estados Unidos y su estrategia de seguridad.
¡Abajo la Reforma Laboral Esclavista!
El arribo de Enrique Peña Nieto como presidente electo se dio en unas elecciones marcadas por la más profunda antidemocracia. Ésta se manifiesta en la militarización del país y sus fatales consecuencias con más de 100 mil asesinados, 30 mil desaparecidos, 120 mil desplazados y el aumento del clima represivo expresado en la persecución y represión a luchadores sociales, defensores de Derechos Humanos y los asesinatos de periodistas, el recorte de libertades democráticas y violación de derechos humanos, así como la creciente subordinación a Estados Unidos y su estrategia de seguridad.
Estas consecuencias para las mujeres son
aún más desgarradoras, con el incremento alarmante del feminicidio, a la par
que se han fortalecido las redes de trata y esclavitud sexual; fenómeno que se
ha extendido a todo el país y bajo el gobierno de Enrique Peña Nieto sobrepasó
cualquier meta – el Estado de México ocupa el primer lugar en asesinatos de
mujeres, al rebasar las cifras de una década de Chihuahua en tan sólo año y
medio–. Este grave problema se cimienta sobre las bases estructurales de la
violencia hacia la mujer e impunidad del Estado y sus instituciones. Además, mientras
todos los días se asesina a una mujer en nuestro país, se ha fortalecido una
alianza reaccionaria entre la iglesia y el estado, que ha impulsado una
ofensiva sobre nuestros cuerpos, violentando y criminalizando el derecho a
decidir cómo vivir nuestra sexualidad, nuestra vida afectiva y reproductiva.
Éste fue el marco de las elecciones
presidenciales, que estuvieron plagadas de las acostumbradas suciedades de este
podrido régimen. Prueba de ello fue el uso de dinero del narco en la campaña
presidencial del PRI, la compra y coacción de votos (Monex, Soriana), el desvío
de recursos públicos a través de Scotianbank, los contratos de publicidad con
Televisa etc. Ante esto, los grandes medios de comunicación, el IFE, los
partidos y las figuras políticas del régimen, incluso otros gobiernos, tuvieron
acuerdo con preservar las estabilidad del régimen y desde el primer momento
reconocieron y legitimaron el proceso electoral y sus resultados; a pesar de la
desconfianza y el rechazo natural de amplios sectores de la juventud, los
trabajadores y el pueblo, acerca de la limpieza de las mismas, en un contexto
nacional marcado por la represión y las violaciones constantes a las libertades
democráticas, en que no está garantizado siquiera el derecho a la libertad de
expresión. Y en este marco, dio legitimidad el fallo del Tribunal electoral a
favor de Peña Nieto.
Sobre la base de lo anterior el gobierno de
Calderón quiere terminar de hacerle el “trabajo sucio” a su relevo priista,
presentando nuevamente la reforma laboral ante el Congreso con carácter de
urgente. Desnuda así el ignominioso compromiso entre Felipe Calderón y Enrique
Peña Nieto con la cúpula empresarial y financiera.
La iniciativa de reforma laboral legaliza y
profundiza las ya de por sí precarias y esclavizantes condiciones de trabajo de
la mayoría de la clase trabajadora. Ofensiva que ataca los principales derechos
de los trabajadores, pues intenta a toda costa reducir el costo de la mano de
obra con la abolición la estabilidad en el empleo, la ampliación de la
contratación temporal, abaratamiento del despido, legalización del outsourcing
y limitación del pago de salarios caídos en los conflictos obrero-patronales y
del derecho de huelga, entre otras medidas tendientes a la flexibilidad
laboral.
¡Basta de trabajos precarios y
con menores salarios!
En el
quinto año de la crisis económica mundial, los capitalistas y sus gobiernos
vienen descargando la crisis económica sobre el conjunto de la clase
trabajadora y en especial sobre las mujeres que administran la miseria en los
hogares. En México somos una franja muy importante de la clase obrera, ocupando
75% de los trabajos precarios, es decir, con menores salarios, entre 30% y 40%
menor que el de los hombres por el mismo trabajo; no contamos con seguridad
social ni estabilidad en el empleo, somos las primeras en ser despedidas, al
mismo tiempo cabeza de familia en 33% de los hogares en nuestro país. Por si
fuera poco cuando quedamos embarazadas, muchas veces somos despedidas o para
contratarnos nos piden prueba de embarazo; además, muchas trabajadoras tienen
abortos espontáneos por las condiciones aberrantes en el trabajo.
En este marco el gobierno de Calderón además de la
militarización, el ataque a las libertades democráticas y el feminicidio
presentó ante el Congreso la Reforma Laboral que responde a los interés de los
empresarios cerrando así, su gobierno lacayo del imperialismo, la iglesia y los
empresarios.
Para las mujeres esta reforma busca lejos de mejores
condiciones como lo vienen anunciado, mayor precariedad laboral. No agrega
ningún derecho a las mujeres, no toma en cuenta otras licencias que exigen la
maternidad, la paternidad y los cuidados familiares, por el contrario flexibiliza
la licencia de gravidez y la de paternidad a la autorización del patrón,
y que no se respete el derecho de la madre y del padre para atender con calidad
a los hijos. Otro duro golpe de esta reforma es la fragmentación del salario que
favorece la subcontratación y el outsourcing y la contratación por horas, que
afectará mayormente a las mujeres.
Entre otras cosas
porque la base de opresión que hace a la mujer, con el cuidado de los hijos, la
casa y el trabajo, se mantienen intactas, no hay responsabilidad ni del estado
ni de los patrones para que la mujer pueda deslindar responsabilidades
domésticas que disminuyan su jornada de trabajo diaria, que comienza en casa,
sigue en el trabajo y termina cuando el último miembro de la familia se va a la
cama.
Enfrentándonos a la invisibilización del trabajo doméstico no
remunerado que equivale 17% del Producto Interno Bruto en nuestro país. A la
par, nos condenan a una vida miserable manteniendo a nuestros hijos con sueldos
de hambre, sólo por el hecho de ser mujeres; esto nos reserva la patronal en
esta democracia para ricos, con su descarnado rostro machista y patriarcal.
Además de nuestras largas jornadas, tampoco tenemos donde
dejar a nuestros hijos mientras trabajamos, pues el costo de los jardines
infantiles no los podemos pagar. El derecho a sindicalizarse y derecho a huelga
para la clase trabajadora es restringido y para nosotras las mujeres
trabajadoras es aun más difícil, por las precarias condiciones y el machismo
que nos obliga a preocuparnos de los hijos, a ocuparnos de otras “tareas
privadas de la familia”, restringiéndonos en el plano social de participar y
defender nuestros derechos.
Por
ello es necesario que las mujeres tomemos en nuestras manos la lucha por
nuestros derechos junto a todos los sectores en lucha, salgamos a las calles a
luchar y gritemos:
¡Que la
crisis la paguen los capitalistas¡
¡Basta
de violencia contra las mujeres!
¡Abajo
a la Reforma Laboral!
¡Defendamos
nuestro derecho al periodo prenatal y posnatal, salas de cuna y jardines
infantiles gratuitos, garantizados por la patronal y el estado!
¡No
pedimos, exigimos nuestro derecho al Pan pero también a las Rosas!
Te invitamos a sumarte a la
agrupación de mujeres Pan y Rosas México. panyrosasmex.blogspot.com
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